16/4/10

RELACIÓN BILATERAL: PERCEPCIONES E INDICADORES

Vinculado al tema que conversábamos la última clase (redefinición de la seguridad en función de la percepción de las amenazas) comparto esta interesante editorial del embajador brasilero en Argentina.

Brasil y Argentina: socios en el camino de la integración

La profundidad y el grado de confianza alcanzado en las relaciones bilaterales les permiten al Brasil y a la Argentina proyectar una visión común de integración regional. Enio Cordeiro Embajador de la República Federativa del Brasil en Argentina.

La relación estratégica entre Brasil y la Argentina es seguramente la más intensa, la más profunda y las más antigua de nuestra historia diplomática. Desde la independencia, la relación bilateral ha transitado por momentos pendulares de rivalidad y cooperación. En la década del 80, con el abandono definitivo de las hipótesis de conflicto entre los dos países, se verificó el movimiento de inflexión en dirección hacia un proyecto común de integración.
Ese proyecto es fruto de la reconstrucción de la democracia en ambos países y de la creación de una mutua confianza a partir de la apertura recíproca de los programas nucleares. Desde entonces se hizo posible superar progresivamente la lógica de la rivalidad por la lógica de la amistad y de la integración.
Ese movimiento promovió, en la agenda bilateral, la transición de los temas de la Cuenca del Plata para la agenda del Mercosur y afirmó, en la política externa de los dos países, la visión del otro, ya no como adversario sino como socio necesario y aliado natural.
El proyecto de integración es hoy día un patrimonio común que forma parte de la misma identidad de ambos países, porque refleja, en el plano gubernamental, una decisión política de acercamiento que encuentra un profundo respaldo en los anhelos comunes de la ciudadanía.
La profundidad y el grado de confianza alcanzado en las relaciones bilaterales les permitieron al Brasil y a la Argentina proyectar una visión común de integración regional, que ganó densidad en el ámbito del Mercosur y de la Unasur. Sin una visión compartida entre el Brasil y la Argentina, no sería posible avanzar en la integración regional.
En un primer plano, la integración regional es el punto de partida para el fortalecimiento de nuestra presencia en el mundo. Sin la articulación de intereses en el ámbito regional, se hace necesariamente menor la capacidad de participación y de influencia de cualquier país en el trato de los distintos temas de la agenda internacional. Ese es el sentido práctico de la integración como instrumento de actuación internacional.
En un segundo plano (y tal vez aún más importante que en el primero), a todo país le hace falta mantener relaciones armoniosas con sus vecinos. Esa es la primera condición de la paz.
El Brasil y la Argentina mantienen, por ello, una visión regional de su proyecto de desarrollo económico y social.
Integrarse es organizar la vecindad alrededor de un proyecto común, agregándole a las relaciones bilaterales una nueva dimensión con base en las realidades propias de dicha vecindad.
Ese propósito determina, en la política externa, el múltiple desafío de actuar simultáneamente en la intensificación de las relaciones bilaterales con los países vecinos, en el fortalecimiento del Mercosur, en la construcción de la Unasur y en la articulación de iniciativas de concertación política y de cooperación entre los países de América del Sur, de América Central y del Caribe.
Las ideas centrales del proceso de integración sudamericana son: 1) promoción del diálogo y concertación política como instrumento para la solución de conflictos y para asegurar la estabilidad institucional y democrática; 2) integración económica y comercial para la promoción de la prosperidad común; 3) integración de la infraestructura física de transportes, energía y comunicaciones; 4) integración ciudadana, para promover mayor acercamiento cultural, libertad de circulación y la construcción progresiva de una verdadera ciudadanía sudamericana; y 5) integración fronteriza, que apoye la transformación de las zonas de frontera en polos de desarrollo y acercamiento.
En todos esos campos cabe destacarse la centralidad de la relación Brasil - Argentina. El entendimiento bilateral es el eje central a partir del cual se proyectan, en círculos concéntricos, los demás ámbitos de articulación regional.
En el plano multilateral, el Brasil y la Argentina alcanzaron, en las últimas décadas, amplia convergencia de posiciones en el trato de los temas de la agenda internacional, como el fortalecimiento de las Naciones Unidas y de las instituciones multilaterales, la promoción de los valores democráticos y de los derechos humanos y la defensa del medio ambiente. Ambos países actúan conjuntamente en el ámbito del G-20 financiero y del G-20 comercial en búsqueda de una regulación más eficaz de las transacciones internacionales y de un régimen más justo y equilibrado en el comercio internacional.
Hay posiciones divergentes que, a pesar de estar presentes, no empañan la relación bilateral. La diferencia más visible, en el plano político, se refiere a la reforma del Consejo de Seguridad. En el momento en el que la reforma se haga posible, el Brasil y la Argentina tendrán que encauzar adecuadamente esa diferencia. Otro tema se vincula con en nivel de intrusión de los instrumentos de verificación en materia nuclear. El Brasil y la Argentina entienden, sin embargo, la necesidad de seguir actuando conjuntamente en ese tema. En las negociaciones comerciales de la OMC, las posiciones argentinas tienen la tendencia de ser más defensivas en bienes industriales.
En el plano bilateral, las relaciones Brasil - Argentina se encuentran en su mejor momento.
Hay una perfecta fluidez de diálogo en todas las áreas, con frecuentes reuniones a nivel presidencial y ministerial que aseguran un acompañamiento adecuado e impulso político a los grandes proyectos de cooperación bilateral.
El Brasil y la Argentina establecieron importantes proyectos de cooperación en sectores estratégicos, incluyendo el área nuclear (proyecto de reactor de investigación, combustibles, empresa binacional, radiofármacos), espacial (satélite de observación costera y oceánica), biotecnología, nanotecnología, farmacopea, industria aeronáutica, industria naval, industria de defensa, infraestructura (nuevos puentes, integración ferroviaria), integración energética (provisión recíproca y aprovechamiento hidroeléctrico binacional), comunicaciones y televisión digital, integración ciudadana, libre circulación y facilitación de residencia, integración financiera y sistema de pagos en moneda local.
Se destaca en el cuadro de las relaciones bilaterales la importancia recíproca y la profundidad de la sociedad económica. El sector privado estableció una importante red de negocios entre ambos países, lo que permite afirmar, con seguridad, que hay mucha más integración entre ambas economías que lo que normalmente parece.
Las inversiones de empresas brasileñas en la economía argentina ya suman, en 2010, un valor acumulado de más de 9,5 mil millones de dólares, en sectores que incluyen exploración, transporte y distribución de petróleo y gas, construcción civil, producción de cemento, industria textil, frigoríficos, industria de alimentos, exploración de minerales, sector automotriz, bancos, transportes aéreos, logística, cosméticos e informática. Empresas brasileñas de construcción civil han ocupado un creciente espacio en las obras de infraestructura con el beneficio de la financiación del BNDES - Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social.
Por otro lado, las inversiones de las empresas argentinas en la economía brasileña alcanzaron un total de 3,5 mil millones de dólares en sectores que incluyen: siderurgia, industria de alimentos, agronegocios, energía y construcción.
El comercio bilateral creció de u$s 7 mil millones en 2002 a casi 31 mil millones en 2008 (¡4,5 veces en 6 años!). Cabe resaltar la calidad y diversificación de ese intercambio, cuyo crecimiento es alimentado por la mayor demanda de bienes de consumo y bienes de capital en ambos países. La Argentina importa del Brasil un tercio de sus importaciones. En sentido inverso, la Argentina exporta para el Brasil un quinto de todas sus exportaciones. Los productos manufacturados constituyen el 95% de las exportaciones del Brasil hacia la Argentina y el 75% de las exportaciones de la Argentina hacia el Brasil. El sector automotor representa un tercio del intercambio bilateral. El Brasil ha absorbido, en los últimos años, el 60% de la producción de automóviles en la Argentina. En 2009, de cada 10 vehículos exportados por la Argentina, 9 se destinaron al mercado brasileño.
En 2009, el comercio bilateral sufrió el impacto adverso de la crisis internacional y cayó cerca del 24% como consecuencia de una reducción de la producción y de la demanda en ambos países y de la adopción de medidas restrictivas como la imposición de licencias no automáticas de importación. Los primeros tres meses del 2010 apuntan, sin embargo, a una recuperación anualizada del orden del 50%, lo que permite suponer que será superado este año el valor del intercambio alcanzado antes de la crisis.
Este es el marco general en que se desenvuelven las relaciones bilaterales.
Ambos países construyeron una sólida alianza estratégica y las dificultades puntuales, de naturaleza estrictamente comercial, reflejan la propia intensidad de la relación.
En una alianza estratégica, las diferencias deben ser tratadas con naturalidad. Lo importante es que encuentren un canal institucional para ser resueltas.
Lo que interesa a los dos Gobiernos es preservar la calidad política de la relación y trabajar para su profundización y aceleración. Para ello, lo importante es administrar con serenidad las dificultades coyunturales y momentáneas, sin desviarse de la dirección estratégica.
Mucho más que la fotografía de algún momento específico, lo que importa es el marco más amplio de los intereses a largo plazo, que apuntan a la necesidad de profundizar cada vez más el entendimiento político y la integración productiva entre ambos países.

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